Castraciones de perros/gatos y sustitución de prestaciones privadas. ¿Por qué fracasan algunos “programas” oficiales?

Por Daniel Blanco 


Por lo general la sociedad percibe a la tarea profesional del médico veterinario privado trabajando en soledad. Varios consultorios privados trabajando de forma independiente. Pero que sucedería si nos ponemos a pensar en el impacto a nivel poblacional que tiene el cuerpo de veterinarios privados de una región trabajando en conjunto.

A nadie podría escapar el hecho de que algunas de estas prácticas profesionales mancomunadas, sin estar previamente organizadas como un objetivo a cumplir, van a impactar en la población de perros y gatos. Podemos percibir fácilmente que un veterinario privado vacunando puede proteger a un grupo de animales frente a algunas enfermedades, y en su conjunto muchos veterinarios privados vacunando contra el mismo patógeno en una misma región, pueden reducir la circulación comunitaria del mismo mediante el logro de la inmunidad poblacional.

Cuando las prácticas del colectivo veterinario privado están orientadas a prevenir zoonosis, como por ejemplo rabia y/o leptospirosis mediante la vacunación, o desde el aspecto quirúrgico a realizar castraciones de perros y gatos, se está contribuyendo directamente a la salud pública y respectivamente al control poblacional de estas especies animales, aunque estos hechos la sociedad en general no los perciba.

Si bien el objetivo primordial de la “autoridad sanitaria oficial” de una localidad es actuar a nivel poblacional, nunca debemos perder de vista el rol que cumplen los veterinarios privados, cuando sus prácticas como vimos más arriba, también estarán impactando sobre la misma población de animales que conviven estrechamente con las personas de esa comunidad. Este rol central o complementario del veterinario privado será mucho más relevante en regiones en donde no existen centros oficiales de salud animal o estos centros no cuentan con la organización y/o los recursos suficientes para implementar adecuadamente sus acciones.

Por lo tanto, la visión actual y moderna nos lleva necesariamente a incluir a cada uno de los centros de salud animal privados, como fuertes eslabones operativos de la salud pública de una región.


Castraciones de Perros y Gatos

La castración de perros y gatos es una tarea rutinaria y altamente demandada por los tenedores de animales desde hace mucho tiempo en la mayoría de las clínicas veterinarias privadas de todo el mundo.

Mucha gente que tiene animales, por diversos motivos que no vamos a analizar en esta nota, decide realizar la consulta profesional con su veterinario de confianza para hacer castrar a su animal. Lo hicieron con los animales que tuvieron, lo hacen con el que tienen y lo harán con los que a futuro tendrán. Desde lo que representa el cuidado humano de animales de compañía, estas personas representan al grupo de gente sensibilizada e interesada por la salud y el bienestar de sus animales y que solemos reconocer como “tenedores responsables”.

Ahora imaginemos a muchos veterinarios privados de una región castrando animales de tenedores responsables.

En los últimos años, y por presión de un sector de la sociedad que pide un supuesto mejor control poblacional de perros y gatos, muchos municipios sin estar debidamente preparados, han tenido que instalar los denominados coloquialmente “castratorios” para comenzar a castrar (cirugías no aranceladas) y mostrar que están “haciendo algo” para atender a la demanda. Presuponiendo que, sin un análisis profesional, científico e integral del problema, solamente con estas castraciones podrían lograr algún impacto en la población de perros y gatos.


Imagen: Petsoid.com

Aquí debemos señalar en sintonía con la amplia bibliografía mundial publicada sobre el tema, que el control poblacional de estas especies animales en particular, para ser exitoso, debe ser abordado mediante un “programa multidisciplinario” en donde se tengan en cuenta diversos aspectos, algunos relacionados con datos estadísticos locales, otros con la población de animales y otros relacionados con las características culturales de las personas que viven en la región en donde se pretenden implementar las acciones, entre muchos otros. La castración dentro de estos -programas integrales-, representa solamente a una de las herramientas a considerar y nunca deberá ser planteada como un fin en sí mismo.

Hoy en día vemos con asombro como se promocionan eventos aislados o extendidos de castraciones en donde lo único que interesa es el -número- de animales castrados en la “exitosa” campaña o en el “exitoso” mes o año de trabajo, como si este guarismo aislado tuviese alguna relevancia.


Sustitución del trabajo veterinario privado

Con la crisis económica omnipresente en la región, muchos de estos tenedores responsables de otrora, que hacían castrar a sus animales con su veterinario privado de confianza, ante la tentadora oferta de hacerlo gratuitamente en el municipio, se terminan decantando por esta oferta de castraciones -no aranceladas-, muchas veces con la anuencia de su veterinario de confianza que acepta casi sin alternativas, resignar este servicio. 

Situación que claramente podemos interpretar como una reconversión de lo que deberían ser "políticas de control poblacional" a meras "castraciones politizadas".

Debemos racionalizar el hecho de que un alto número de perros y gatos son castrados en las diferentes veterinarias privadas, y este hecho particular debe ser muy tenido en cuenta por los "entes oficiales" al momento de implementar acciones tendientes al -control poblacional- a nivel urbano de estas especies animales.

La finalidad primordial de cualquier "programa de control poblacional" siempre debe ser la de "identificar" las subpoblaciones de animales que potencialmente y en mayor medida pueden contribuir al "crecimiento de la población" y trabajar principalmente sobre ellas.


Programas integrales de control poblacional

Llegados a este punto es importante destacar que, si a nivel oficial no existe un “programa integral de control poblacional de perros y gatos” con basamento en información precisa que considere todas las variables que involucran a la problemática, y solo se persigue el objetivo de llegar a un determinado número de castraciones, sin tener en cuenta por ejemplo el trabajo del colectivo veterinario con alto impacto poblacional y la posibilidad real de únicamente estar sustituyendo una cantidad muy importante de prestaciones que venían realizando hasta el momento el conjunto de las veterinarias privadas de una región, sin considerar la cantidad y densidad de animales por barrios, sin identificar la condición y situación de sus tenedores, sin un período previo de sensibilización de la población, entre otras variables de mucho peso, nos mantendremos crónicamente en la misma situación que podemos percibir en la actualidad.

No puede haber ningún programa carente de datos estadísticos. Mas específicamente, las personas que han sido designadas oficialmente para resolver la problemática poblacional de una determinada región, deben saber necesariamente que lo que están haciendo está cumpliendo con el objetivo proyectado, para eso deben conocer la situación que tenían antes de empezar y cómo están luego de determinado lapso de actividades. Es básico en salud pública el hecho de que cualquier política a implementar requiere de un sistema de auditoría que permita saber si está funcionando. Al parecer los programas de control de poblaciones de perros y gatos, serían la "excepción a esta regla".    

Las castraciones oficiales disfrazadas de “programas integrales de control poblacional de perros y gatos” representan un despilfarro de recursos públicos y están destinadas al fracaso, como es bastante frecuente de ver en muchos municipios de la región, luego de varios años de actividades huérfanas de contexto y carentes de metodología científica aplicada.

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