Reacciones NO deseadas luego de la vacunación: Los perros salchicha (Dachshund)
Introducción
Cada día se administran miles de
vacunas a los perros, y la gran mayoría de ellas inducen pocos o ningún signo en
el receptor. En el caso de producirse, estos signos aparecen en la gran mayoría
de los casos al poco tiempo luego de la vacunación, suelen ser leves, autolimitados
y rara vez tienen consecuencias médicas de relevancia.
Sin embargo, comprender la
variedad de signos que raramente pueden presentarse a consecuencia de la
vacunación, es importante para el tenedor responsable del animal que recibe la
vacunación y para el médico veterinario que las debe administrar.
¿Qué es la reactogenicidad?
La reactogenicidad forma una parte
importante de los sucesos no deseados luego de la vacunación, se refiere a un
subconjunto de reacciones que pueden ocurrir poco después de su aplicación, y
se trata específicamente de la manifestación física (clínica) de la respuesta
inflamatoria a la vacunación a consecuencia de la acción inmediata del sistema inmune.
Dachshund
con angioedema facial
La baja percepción de sucesos no
deseados, puede contribuir a que una persona esté más predispuesta a hacer
vacunar a su perro. Si el tenedor del animal percibe una posible respuesta
desfavorable a la vacunación de su animal, podría rechazar la colocación de
dosis adicionales o el médico veterinario podría optar por no recomendar su
aplicación, lo que llevará a una protección incompleta del individuo y a una reducción
de la cobertura vacunal en la población de animales.
En la actualidad y con respecto a
los beneficios frente a los posibles riesgos de la vacunación, se está poniendo
un gran énfasis en la seguridad, debido a que las vacunas generalmente se
administran a poblaciones sanas que podrían no recibir un beneficio inmediato
para su salud, en especial cuando la incidencia de determinada enfermedad
infecciosa es percibida como baja, como es (o era) particularmente el caso de
la rabia.
Esta situación se ha planteado notablemente y en particular con la vacunación antirrábica de los gatos, en donde se ha dejado de recomendar su colocación con la intención de evitar posibles problemas en el sitio de inoculación. Entre otros factores, la percepción de bajo riesgo de enfermar y de efectos adversos (altamente sobrestimados), han contribuido a que la vacunación antirrábica entre los gatos y a nivel poblacional, sea muy baja. Pero como todos sabemos, mantener una alta cobertura de vacunas es fundamental para el éxito de cualquier programa de vacunación.
En general las vacunas contra
Leptospirosis, Coronavirosis y Rabia, son estadísticamente las que más
reacciones no deseadas pueden potencialmente provocar en los perros. Pero luego
de los trabajos de Moore en 2005 y actualizados en 2014 (Banfield Pet Hospital),
sabemos que determinadas prácticas de vacunación y ciertas características
particulares de los individuos a vacunar, guardan una relación estrecha con la
posibilidad de presentación de sucesos no deseados.
Por lo que el tipo de vacuna en
sí mismo, debe ser asociado a factores individuales, como ser por ejemplo entre
otras variables, las particularidades genéticas de cada animal.
Los perros salchicha y las vacunas
En relación al aspecto genético, algunos
estudios poblacionales señalan que los perros salchicha (Dachshund) representan
una de las razas que pueden tener mayores posibilidades de presentar reacciones
adversas luego de la vacunación. Esta predisposición es muy importante conocerla
de antemano para tomar las precauciones adecuadas, con la finalidad de
intervenir con algunas decisiones médicas que colaboren en la reducción de estos
posibles sucesos.
Por ejemplo la posibilidad de
tomar contacto con Leptospiras en el ambiente, por su estilo de vida puede representar
un riesgo real solamente para algunos perros, y esta situación siempre debe
sopesarse frente a la seguridad de la vacunación.
Pero lo que no deberíamos hacer
nunca, es dejar de vacunar por las dudas y sin la evaluación adecuada. Aunque
la posibilidad de enfermedad sea baja, siempre va a ser superior a la
presentación de posibles efectos no deseados a la vacunación.
Por otro lado en el caso de Rabia
y Leptospirosis se trata de dos enfermedades que pueden transmitirse de los
perros a la personas (zoonóticas), y esto en ninguno de los casos debería ser
ignorado.
Con respecto a la Leptospirosis,
aunque el perro no salga a la calle y la percepción de infección sea baja, por
ejemplo el pasto de nuestro patio trasero puede estar contaminado con Leptospiras,
lo cual representará un riesgo potencial si a nuestro perro le gusta masticar
cosas verdes. A su vez el contacto con roedores y suelo contaminado pueden hacer
que un perro contraiga Leptospirosis, razón por la cual algunos perros y en
particular los de raza salchicha, por sus características a menudo sean víctimas
de ella.
La Leptospirosis puede hacer que un
perro no presente ningún síntoma (portador/eliminador crónico asintomático) o
en el otro extremo, que sin el tratamiento adecuado pueda sucumbir por esta
enfermedad.
Existen vacunas contra la Leptospirosis
disponibles comercialmente para los perros. La protección estimada frente a la
presentación clínica es de un año, aunque para animales con mayor riesgo se
suelen administrar más frecuentemente.
Se ha observado (Moore, 2015) que
los perros salchicha son los que presentan mayores posibilidades de presentar
una respuesta no deseada luego de la vacunación, seguidos de razas como Bulldog
francés, Pugs, Boston Terriers y Chihuahuas, entre otras.
Tasa de incidencia por cada 10,000
perros y límites de confianza (CL) del 95% por raza para eventos adversos
asociados a la vacunación (VAAE) diagnosticados dentro de los 3 días
posteriores a la administración de la vacuna en 360 hospitales veterinarios
desde el 1 de enero de 2002 hasta el 31 de diciembre de 2003. Razas enumeradas
representadas solo por ≥ 5.000 perros vacunados.
¿Por qué los Dachshunds y otras razas
de perros pequeños parecen tener mayor riesgo de sufrir una reacción adversa a
la vacunación?
Sobre el mayor riesgo de eventos
adversos en razas más pequeñas, el estudio de Moore de 2005 fue consistente
en relacionarlo con el peso de los animales; sin embargo, también es posible
que exista una predisposición genética en algunas razas. La susceptibilidad
genética a la alergia ocurre en humanos (Hang, 2003; Ober, 2001), y tanto la
genética familiar como la raza, pueden desempeñar un papel similar en los
perros en relación a la posibilidad de sucesos adversos luego de una vacunación.
Otra de las variables que también
se postula, es que la mayoría de las vacunas están formuladas para "talla
única". Esto significa que el veterinario administrará la misma dosis de
vacuna (1 ml) a un mastín que a un perro salchicha o de raza pequeña.
Presuponiendo que la dosis estándar que alcanza para brindar protección segura
al más grande, podría tener un impacto diferente sobre el más pequeño.
Recordemos que cualquier perro
puede sufrir una reacción adversa a la vacuna y esto suele ser
complicado de predecir. Por eso siempre lo mejor es estar bien informados sobre
este tema y seguir en todos los casos las recomendaciones del médico veterinario. Aunque las
reacciones adversas se puedan presentar, en realidad la posibilidad de ocurrencia
es definitivamente muy baja.
Algunas estadísticas señalan que
un perro salchicha (Dachshund) puede tener una reacción no deseada luego de
colocarle cualquier tipo de vacuna, pero suele existir un riesgo mayor con algunas
vacunas en particular, debido al tipo de formulación con la cual se elaboran.
Reduciendo el riesgo de reacciones
Si luego de la evaluación de
riesgo que debe realizarse a todo paciente y para cada enfermedad antes de la vacunación, el
médico veterinario en conjunto con el responsable del animal concluyen que
determinada vacuna es necesaria para un perro en particular, y se percibe por
el tipo de vacuna y las características individuales del paciente, una mayor
posibilidad de sucesos no deseados, el veterinario puede tomar algunas
decisiones para asegurar el procedimiento.
Tasas
medias de eventos adversos (EA) asociados a la vacunación por grupos de peso de
5 kg en 1.226.159 perros vacunados en 360 hospitales veterinarios, desde el 1
de enero de 2002 hasta el 31 de diciembre de 2003. Estos EA se diagnosticaron
dentro de los 3 días luego de la vacunación. Fuente: Moore GE, Guptill LP, Ward
MP, et al: Adverse events diagnosed within three days of vaccine administration
in dogs, J Am Vet Med Assoc 227:1102-1108, 2005.
Como regla general, cuando
debemos vacunar animales de bajo peso y en particular castrados o
pertenecientes a determinadas razas estadísticamente señaladas como más reactogénicas,
es altamente recomendable reducir la cantidad de antígenos a administrar en una
misma sesión, dando prioridad a las vacunas que puedan prevenir enfermedades
con riesgo elevado y potencialmente mortales, como por ejemplo contra Distemper (CDV),
Parvovirus (CPV) y Hepatitis (CAV).
También se recomienda colocar las
vacunas contra Leptospirosis y Rabia por separado de las otras virales
principales (CDV, CPV, CAV), en lugar de administrar una vacuna combinada con
múltiples antígenos o hacer vacunaciones simultáneas en la misma sesión.
En otro sentido, el médico
veterinario podrá reducir o mitigar la posibilidad de una respuesta no deseada,
prescribiendo de antemano una medicación antiinflamatoria o antialérgica al
animal, teniendo la precaución de no administrar drogas o dosis altas de las
mismas, que puedan interferir con la respuesta inmunitaria.
En algunos casos, es posible que
un perro NO reaccione luego de la primera vacunación, pero sí a la siguiente.
En ocasiones se han visto animales que reaccionaron a la primera vacunación e
inexplicablemente NO lo hicieron luego de una segunda dosis de una vacuna con
las mismas características de la primera. Con respecto a esto, debemos señalar
que todavía quedan muchos mecanismos y procesos intrínsecos implicados en estos
eventos adversos que aún deben ser dilucidados.
Recordemos que por mucho temor
que podamos tener a una reacción posterior a la vacunación en nuestro perro, la
mayoría de ellas si se presentan serán de carácter leve y de simple resolución, y el beneficio
que presupone la prevención de enfermedades es, con creces, miles de veces
mayor que el riesgo potencial al que se pueda exponer cuando es vacunado.
Es muy importante para hacer de la vacunación una práctica segura, que los tutores de perros cumplan con todas las recomendaciones dadas por el médico veterinario. Esta información es clave para lograr la protección frente a un grupo de enfermedades potencialmente fatales para los animales y otras que pueden representar un riesgo para las personas con las cuales conviven, reduciendo las posibilidades de respuestas no deseadas.
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