Vacunación Individualizada vs Vacunación Poblacional


Introducción

Es habitual que en el área de animales de compañía surja el interrogante que plantea el hecho de que si para los niños existe un único esquema de vacunaciones, porqué para los cachorros no sucede exactamente lo mismo.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la prevención de enfermedades infecciosas en los niños se encuentra bajo el paraguas de la salud pública de una nación, y las políticas de prevención a nivel poblacional (inmunidad de grupo), se encuentran reguladas por la autoridad sanitaria.

Por el contrario las enfermedades de los cachorros que no se transmiten a las personas, se encuadran dentro lo que conocemos como prácticas relacionadas con la “Tenencia Responsable”. Las personas que están a cargo de un animal son las que toman la responsabilidad de mantener su salud (inmunidad individual) y entre otros cuidados, también el de llevarlo a la veterinaria a vacunar.

 

Necesidades Individuales

La práctica veterinaria conlleva un proceso permanente de toma de decisiones en relación con la atención y el cuidado de la salud de nuestros pacientes.

Existe un conflicto que se da en la práctica clínica entre la atención basada en el paciente individual y sus requerimientos particulares por un lado, y la atención basada en las necesidades del grupo desde el enfoque poblacional por el otro. A diferencia de otras áreas de la profesión en donde se trabaja sobre poblaciones (animales productivos), en la clínica veterinaria de animales de compañía atendemos pacientes individuales.

El médico veterinario atiende individuos dentro de un contexto comunitario en donde la problemática epidemiológica suele ser difícil de deslindar, y donde la acción individualizada, a pesar de convivir en ambientes heterogéneos y compartidos, suele ser más necesaria que la estandarización sistemática.

Esto hace muy recomendable colocar el foco en las necesidades particulares de cada animal que se coloca sobre la mesa de examinación para ese preciso momento. Siendo lo primero en estos casos establecer que nuestro paciente, se encuentra en condiciones de salud óptimas que le permitirán llegar a ser inmunizado.

 

Condicionantes del Riesgo

El paso siguiente será determinar las condiciones de riesgo que tiene cada animal frente a las distintas enfermedades que se pueden prevenir mediante la vacunación. Esto se realizará teniendo en cuenta la prevalencia de casos clínicos de dichas enfermedades dentro de la zona geográfica de residencia del paciente en particular, las condiciones ambientales, la circulación comunitaria del agente patógeno y la posibilidad real que tendrá este animal de tomar contacto con el mismo, según su estilo de vida.

El concepto de riesgo se utiliza como la medida de asociación de uno o varios factores con la presentación de una determinada enfermedad. La evaluación de riesgo impactará directamente en la toma de decisiones para establecer el programa de inmunizaciones más adecuado para nuestro paciente.

 

Pilares de la Vacunación

Los pilares básicos para establecer un "esquema inicial" de vacunaciones para un cachorro son:

  1. Momento adecuado para colocar la primera dosis de vacuna.
  2. Intervalos subsiguientes entre vacunaciones.
  3. Colocación de la última dosis para finalizar el Plan Inicial

Finalización del Plan Inicial de Vacunaciones

Por convención y en base a la evidencia científica de calidad presentada en los lineamientos actuales unificados sobre vacunación canina, existe una fuerte recomendación (WSAVA, 2016; AAHA, 2017) para los médicos veterinarios especializados en animales de compañía, de finalizar la vacunación inicial de los cachorros a las 16 semanas de edad o más tarde. Esta última dosis de una vacuna combinada que contenga al antígeno de parvovirus canino, será independiente del resto (cantidad) de las vacunas colocadas con anterioridad.

Por lo que las variables que quedarán a consideración del profesional, serán el inicio (1º dosis) y los intervalos entre las vacunas.

 

Inicio de la Vacunación

Por lo general, en la mayoría de los consultorios veterinarios, los cachorros se comenzarán a vacunar entre las 6-8 semanas de vida, con basamento en la suposición que los anticuerpos maternos estarán presentes en el cachorro hasta ese momento, protegiéndolo de los posibles desafíos con patógenos de campo.

Sabemos que esto es así para un gran número de cachorros en donde el proceso de transferencia de la inmunidad pasiva es eficiente. Algunos trabajos de investigación (Mila, 2018) señalan que como sucede habitualmente en biología, esto no siempre sucede de la misma forma y que muchos cachorros pueden quedar sin protección desde edades muy tempranas.

Si estos cachorros que ya no poseen anticuerpos de su madre, se encuentran en entornos contaminados pueden enfermar y morir, sin que este hecho sea registrado adecuadamente por la persona que convive con los cachorros, siendo encuadrados e invisibilizados como parte de lo que se considera "muerte postneonatal" esperable.

Como una posible solución que colabore en la prevención de la enfermedad infecciosa temprana, el médico veterinario podrá recurrir a la estrategia conocida como “vacunación anticipada”. Utilizando vacunas que se pueden colocar a partir de las 4 semanas de vida, y que representan una respuesta estratégicamente adecuada. Recordando siempre que antes de las 6 semanas de vida, solo podremos colocar vacunas diseñadas para tal fin, siendo estas vacunas monovalentes contra Parvovirus y/o combinadas contra Parvovirus y Distemper canino.

 

Intervalos entre Vacunaciones

Los intervalos entre vacunas para cachorros más frecuentemente utilizados en las clínicas por los veterinarios, se encuentran entre las 3 y 4 semanas. Estos intervalos serán adecuados para prevenir las enfermedades en cachorros con riesgo bajo/moderado de infección.

Debido a la presencia de anticuerpos maternos interferentes con capacidad neutralizante, sabemos que todo plan de inicial vacunaciones posee un período (ventana) “crítico de susceptibilidad” frente a la infección de campo, en donde la cantidad de inmunidad pasiva será insuficiente para protegerlo frente a un desafío viral en el terreno, pero puede ser suficiente para bloquear la respuesta inmune a una vacuna aplicada en dicho momento. Este período crítico suele ser más prolongado cuando hablamos de prevención frente al Parvovirus canino.

Cuanto más amplia sea está ventana en unidad de tiempo, mayores son las posibilidades tendrá el cachorro de tomar contacto con el virus patógeno de campo, infectarse y manifestar los signos clínicos de la enfermedad. Está de más señalar que si el cachorro vive en un ambiente donde existe alta circulación viral, las posibilidades para que contraiga la infección serán mucho mayores.

Debido a que todo esquema inicial de vacunaciones sin excepciones, tendrá un "período crítico" como el señalado más arriba, el objetivo del médico veterinario será en casos de animales que vivan en ambientes sistemáticamente contaminados, intentar reducir al mínimo este lapso crítico de vulnerabilidad. Teniendo más chances de lograrlo en primer lugar mediante el uso de vacunas con mayor título viral y estratégicamente acortando los intervalos entre vacunas.

 

A Mayor Riesgo de Infección à Intervalos Más Cortos ENTRE VACUNAS

 

Recordando que para el uso de vacunas principales de colocación parenteral, el "intervalo mínimo" entre vacunaciones para cachorros al cual podemos recurrir en ambientes altamente contaminados, se ha establecido en 2 semanas (Greene, 2012).


Reflexión Final

Cuando se deba diseñar un esquema de vacunaciones individualizado, el médico veterinario tendrá en consideración todas estas variables antes mencionadas.

Es muy posible que si se utiliza un solo esquema de vacunaciones para todos los animales, algunos cachorros y en particular los que viven en ambientes altamente contaminados, se infecten y mueran antes de llegar a colocarse la primera vacuna, con una alta probabilidad que no se registren adecuadamente las causales que determinan la presentación de estos casos.

Otros cachorros que viven en condiciones similares, podrán infectarse en el transcurso del plan de vacunaciones, cuando se utilizan intervalos largos (no adecuados a riesgo) o en el caso que la persona encargada del cuidado del animal no respete los intervalos recomendados por el médico veterinario.



Siempre se deben tener en cuenta los requerimientos individuales y las variables particulares de riesgo de cada animal. Esta es la clave médica a considerar más importante para el diseño de un “plan de vacunaciones individualizado”, lo que conducirá directamente a la imperiosa necesidad de incluir productos biológicos diferenciales para hacer frente a la prevención de cada uno de estos animales en particular.

Por lo tanto, la estrategia de protección y el diseño del mejor esquema de vacunaciones que sirva para prevenir enfermedades infecciosas en un cachorro, siempre debe estar en manos del médico veterinario conocedor de las características epidemiológicas de la zona en donde vive cada animal.

Es muy importante que los tutores de perros, en especial de cachorros jóvenes, cumplan estrictamente con las fechas establecidas por el médico veterinario, pues el inicio, los intervalos entre dosis y la finalización del esquema inicial y básico de vacunaciones, son las claves para obtener la protección en la mayoría de los animales.

Para finalizar queremos compartir este importante concepto presente en los Lineamientos de Vacunación de WSAVA (2016) cuando señala que: “No existe un único esquema de vacunaciones que sirva para proteger a todos los animales frente a todas las variables de riesgo posibles”.

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